Sin tocar, de Nermin Yıldırım

Desde hace unas semanas contamos con un nuevo título en catálogo, Sin tocar de Nermin Yıldırım; una autora capaz de transcender del contexto personal con su prosa, con una literatura que interpela a quien la lea en cualquier tiempo y lugar. Una novelista a la que han llegado a calificar como «la Amélie Nothomb turca», y no es para menos…

Sin tocar es el viaje de una mujer que, al borde de la muerte, toma la decisión de hacer honor a su nombre —Adalet significa Justicia en turco— y resolver una afrenta que cometió cuando era niña. Un trayecto redentor que nos ayuda a comprender que el verdadero mal no reside tanto en las acciones de los malvados, como en el silencio de los buenos. Es esta una novela que denuncia la indiferencia, que lanza dedos acusadores y nos recuerda que no solo somos responsables de lo que hacemos, sino de lo que dejamos de hacer, de lo que no defendemos y de lo que callamos.

Nada se deja Nermin Yıldırım en el tintero en Sin tocar, desde los dramas que se viven en las relaciones familiares y el peculiar universo de la infancia hasta la homosexualidad, la represión política y las situaciones de acoso sufridas por anónimas mujeres en su día a día. Por eso nos atrevemos a afirmar que su voz es necesaria, porque no solo nos recuerda los males de la sociedad sino también que la responsabilidad de los mismos se reparte con frecuencia entre los que los provocan y también entre todos aquellos que desertan de su deber ético de denunciarlos.

Precisamente, Nermin Yıldırım ha dicho que si hay un tema realmente importante en Sin tocar, ese es el de la ceguera: «es el mayor problema hoy; no por ser ciegos, sino por no ser conscientes de lo que vemos. Es una epidemia. Vemos, pero tratamos de convencernos de que no lo hacemos en absoluto. Como si pudiéramos deshacernos del pecado con este silencio. Esta enfermedad no afecta a nuestros ojos, afecta a nuestra mente y a nuestros corazones. Un microbio terrible está circulando dentro de nosotros».

Deja de darle vueltas. Hazte con él aquí. Date prisa… y considera los semáforos solo una sugerencia.

Sin tocar de Nermin Yildirim
Sin tocar de Nermin Yildirim