Siendo yo pequeño, mi abuelo me llevaba en ocasiones con sus amigos cuando se iban de vinos, generalmente los domingos de mañana. Eran momentos especiales, arropado por el cariño de aquel transportista que apenas paraba en casa y la simpatía de aquellos otros dos o tres tipos que nos acompañaban. Pero lo mejor de todo, sin duda, era que siempre volvía a casa con uno o dos libros nuevos bajo el brazo. Así descubrí a Verne o Salgari, los cuales ahora me resultan bastante flojos aunque en aquel momento (para un niño de siete u ocho años) eran lo más, o a Melville y aquel sociópata llamado Ahab perdiendo su escasa cordura dando caza a una ballena blanca. Y posiblemente esto, junto a mis padres incitándome a escribir mis propios cuentos en lugar de enchufarme a la tele, o el mal ejemplo de mi abuela leyendo cada noche, o la evasión que supone la lectura cuando permaneces interno en un centro de menores, es el motivo de que estés leyendo esto.
El porqué de Bunker Books.
Ahora, tenía pensando lanzar una oda a lo que supone recuperar todas aquellas emociones que me generaban los libros, pero no voy a hacerlo. Tampoco haré una comparación entre lo que era mi búsqueda en los estantes de aquella librería, junto a la tasca donde mi abuelo se tomaba las tazas, con lo que supone ejercer de scout de tu propia editorial y lo mucho que esto se parece a ser un explorador del siglo XIX al acecho de grandes historias. No, no lo haré. Como tampoco voy a decir lo buenas que han sido mis decisiones editoriales (la suerte juega un papel importante) y lo mucho que te van a gustar nuestros libros. En absoluto. Porque existe la posibilidad de que te horroricen, te escandalicen, de que quieras taparte los ojos aunque no puedas evitar seguir leyendo entre las rendijas que conforman tus dedos, o de que arrojes el libro al rincón más alejado de tu habitación.
Porque nos hemos propuesto remover conciencias y estómagos para sacarte (a ti, lector) de la zona de confort. A través de la historia de una recién llegada a Los Ángeles a la que un perturbado ofrece la oportunidad de su vida, a cambio de ceder a sus parafilias sexuales, llevándola a poner a prueba sus límites. O acompañando a un grupo de jóvenes de Estambul, todos ellos de buena familia, que reniegan de un destino acomodado aunque ya no por principios ni por efluvios bohemios, sino por la desidia y hastío que les produce vivir. O deambulando por las páginas metaliterarias de una novela que por momentos logra que las enrevesadas historias de Lynch resulten costumbristas y lineales. Aviso para navegantes, si buscáis una lectura fácil y amable no os asoméis al interior del búnker… tan solo encontraréis dolor y desesperación.
Tranquilos, la segunda parte de la advertencia es broma.
No caeré tan bajo como para vanagloriarme por lo jodidamente buenas que son estas novelas (Bastardo, Cocaína y Química rosa), insisto, pero os haré la confidencia de que el entusiasmo de todo el equipo de la editorial, de las lectoras beta y las traductoras, de agencias, de editoriales, prensa y público de sus países de origen, ha sido manifiesto y basta con bucear un poco en Internet para encontrar jugosas notas de prensa y opiniones que por buen gusto no voy a pegar aquí. Nosotros, Bunker Books, nos hemos limitado a encajar piezas y ofrecer una experiencia sensorial de lo más satisfactorio en cuanto a contenido, aspecto e incluso al tacto. Porque a esto nos dedicamos, a compartir historias, y nos hemos propuesto hacerlo lo mejor posible.
Y en caso de que nuestros libros no te gusten, ya sabes, a veces se gana… y a veces se aprende.
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