Ho ho ho, Now I have a machine gun

En mi anterior entrada afirmaba no pretender que mis decisiones fuesen la principal baza de Bunker Books, que la suerte juega un papel importante, y esto no deja de ser un hecho irrefutable. Ahora, saca del fuego esta afirmación, échala a un lado y resérvala mientras te confío otro detalle, creo, bastante interesante y clarificador…

Hace un par de días, mi inestimable community manager me pasaba para valoración una felicitación navideña a compartir en redes; la aprobé sin dudarlo, y decía tal que así:

«Ojalá pudiéramos poner el espíritu navideño en frascos y abrir una jarra todos los meses del año»

Un momento fugaz dedicado a una acción aparentemente banal, más allá de la cortesía para quienes os dignáis a seguirnos y echarle un vistazo a nuestras publicaciones. Hete aquí, que me encuentro el comentario de un antiguo compañero de trabajo (otro tiempo, otro lugar, otra vida) afirmando que «sería el infierno en la tierra». Y esto me hizo pensar, sí, porque si en nuestro ideario decimos querer «novelas ocultas, reaccionarias, en ocasiones bizarras y (por qué no) un poco canallitas»…

¿qué diablos hacemos compartiendo ese tipo de mensajes?

Pues bien, tras darle unas cuantas vueltas hasta ponerlo a punto de nieve, caigo en la cuenta de que es posible que a ese colega y a mí mismo nos chirríen esos mensajes porque, precisamente, ponen de manifiesto que todo el buenrollismo y excelentes propósitos para con el prójimo deberían durar todo el año. Que puede que el espíritu navideño nos tire un poco para atrás por la hipocresía que saca a relucir, y tal vez por ello es precisamente por lo que tanto me gustó el post de Valteir —ese cangaçeiro del metalenguaje— porque pone de manifiesto que todo eso que hace (o pretende hacer) única a la Navidad debería durar todo el año.

Ahora, recuperando ese plato a medio hacer inicial, teniendo en cuenta que llegado el momento hay que ser justos incluso con el diablo, imbuido por el espíritu navideño he de decir que no solo la suerte es importante —que la suerte hay que buscarla está ya muy manido— y que hay muchas personas a las que agradecer el arranque de Bunker Books… y la suerte de haber podido contar con ellas.

A las agencias MB y Carmen Balcells de Barcelona, y la Kalem Agency de Istanbul, por agilizar las cosas; a Katie Arnoldi (a ella la contactamos en persona), Sasha Skorobogatov y Hakan Günday por confiar en nosotros; a las traductoras, las dos Martas y Suleyman, por su buen hacer; a Cristal Reza, que tomó como propio el proyecto y nos regaló un logo maravilloso y un gran diseño editorial, echándose al hombro la tarea de dar forma a las ilustraciones de Suleyman (este hombre es un todoterreno), Cecilia G.F. y Rodrigo Chao; a Gráficas Lasa de Padrón, como los pimientos, que han hecho un gran trabajo; a todo el equipo de las distribuidoras Azeta y Consorcio Editorial Galego, que han apostado por nosotros y están echando el resto a la hora de colocar los libros; como no, a todos esos libreros y libreras que siguen ahí, trabajando duro, a pesar de los pesares y de Amazon; y a vosotros, lectores, sin los cuales nada de todo esto tendría sentido.

Gracias a todos… and a Happy New Year.

Es posible que no fuese necesario un sermón de la montaña para soltar un par de frases de agradecimiento pero, qué carajo, ¿acaso existe otra manera, teniendo en cuenta que mi película navideña favorita es La jungla de cristal?