Librerías, os echamos de menos

Era difícil imaginar lo oportuno del título de la obra que os avanzaba en mi anterior entrada, Sin tocar, y aun más sospechar que nos íbamos a encontrar con los ejemplares de la novela recién salida de imprenta paralizados por el cierre del sector del libro. Por el cese de toda actividad comercial y el confinamiento de la mayor parte de la población. Lo dicho, ni extasiado tras la voraz lectura años atrás de La carretera de McCarthy (en una noche lo consumí) habría podido soñar con vivir una distopía que nos augura un porvenir concernista; un cambio de paradigma.

Este cambio, en nuestro caso, viene dado desde ya por la conversión de nuestro catálogo al formato digital (aun cuando es algo que jamás había entrado en nuestros planes) y el dar un paso atrás, reflexionar, antes de lanzarnos de nuevo hacia adelante. Esto es algo necesario, fundamental, para no caer en propuestas demagógicas, oportunistas, negativas en todo caso, y que puedan propiciar problemas inmediatos una vez que salgamos de esta situación. Y lo principal, lo más importante, es que todo el sector del libro debe salir fortalecido de esto.

También, y en especial, las librerías.

Queremos contribuir al mantenimiento de esos establecimientos y reforzar el vínculo con los libreros, que son mucho más que un eslabón intermedio: su participación es indispensable para la cadena de valor del libro; sin su consejo, gran parte del trabajo que hacemos no serviría de mucho. Es por ello que nos comprometemos a destinar el 35% de las compras de libros en las webs de nuestros sellos editoriales (Bunker Books y Distrito 93) a la librería que los lectores nos indiquen en sus notas del pedido.

Sí, librerías, os echamos de menos. Y sí, queremos que volváis. Todas.